Una imagen... un relato #2

14 diciembre 2012

Hola holaaaaaaaaaaaaaaa

Ya estoy aquí una nueva semana con esta la nueva sección de Una imagen... un relato
Esta vez os traigo más de un relato, ¡espero que los disfrutéis pues son muy chulos!

Os recuerdo que la imagen en la que se basan los relatos esta semana es esta: 

 


 La princesa Pattrice


Se supone que ese debería haber sido el día más feliz de toda su vida. Y aunque para muchos lo era, para Pattrice era de todo menos eso.

La princesa Pattrice ascendía al trono tras la repentina muerte de su madre hacía apenas una semana y la pena la carcomía por dentro. Toda aquella alegría, todas esas caras felices que le sonreían al verla pasar y la felicitaban por su inminente coronación, quedaban difuminadas tras un velo de tristeza tan sólo reflejado en su mirada triste y decaída.

Lentamente, Pattrice recorría el pasillo que iba desde su habitación hasta la sala del trono real mientras pensaba en que allí se realizaría el retrato que definitivamente la definiría como la nueva reina de Airia. Era el que aquellos que entrasen en palacio podrían observar al entrar. El más grandioso y bello de todos, el que substituiría al de la fallecida reina Elisa.

Vestida para la ocasión, la princesa era todavía más hermosa. Sus criadas hicieron uso de ese aire melancólico que la acompañaba a todas partes desde la muerte de su madre y la vistieron con un precioso vestido de seda color crema con toques dorados, con las mangas transparentes y un corsé que realzaba su fina y esbelta figura. En su cuello de cisne llevaba el collar que todas las reinas de Airia hacían suyo el día de su coronación, así como esa corona tan especial hecha de oro y cobre, con unos enormes círculos que ocultaban sus orejas y representaban su gran país.

En las manos, llevaba las pulseras de plata de su difunta madre, las cuales no dejaba de acariciar una y otra vez como signo de nerviosismo por todo aquello que iba a vivir a partir de ese día. Y en los pies, unos delicados zapatos dorados ocultos bajo su vestido.

Pattrice tomó asiento en la sala y Laida, la compañera más fiel de Pattrice, se sentó a sus pies para no separarse en ningún momento, mientras Arthur, uno de los pintores más prestigiosos de toda Airia, el mismo que había realizado el retrato de Elisa, empezaba a pintarla armoniosamente.

Cuando Arthur pintaba, era capaz de reflejar en sus lienzos hasta el más mínimo detalle. Podía representar todo tipo de sentimientos, como desde una inmensa alegría, hasta una profunda tristeza. Sus pinturas se caracterizaban por la belleza de sus rostros y Pattrice lo sabía. Es por ello, que mientras él se concentraba en su obra, Pattrice no dejó de mirar al suelo ni por un segundo.

Ella quería que todo Airia conociera su pesar, que todos reconocieran que ella no quería ser su nueva reina y que la peor noticia que había recibido tras saber de la muerte de su padre hace cinco años, había sido la de su querida madre y que a esas dos, se le sumaban la de descubrir el destino de Noir, la única persona de todo el reino que había conseguido comprenderla y conocerla tal y como era.

Lo único que ella realmente anhelaba, aquello que más deseaba en el mundo, no se encontraba en esa misma sala, sino que se hallaba fuera de los muros de la ciudad, avanzando por las colinas áridas de Fresla junto con todo un ejército hacia la guerra.

Es por ello, que mientras Arthur pintaba, Pattrice sentía como su corazón se iba marchitando como una flor recién arrancada del árbol que le daba la vida. Notaba cómo su pecho era cada vez más ligero y su interior más débil. Su madre se había llevado parte de ella al morir, pero Noir la estaba rompiendo en mil pedazos con su ausencia.

Es por ello, que si alguna vez entras en el palacio de Airia y miras el retrato de la más bella y triste de todas las reinas, descubrirás cómo Pattrice sufre en silencio por todo aquello que una vez perdió y nunca más recuperó. Y si eres capaz de mirar su semblante y no soltar ni una sola lágrima, por muy pequeña o insignificante que sea, es que tienes un corazón tan inexistente como el que ahora mismo posee la pobre Pattrice.
Relato escrito por Wendy


 La dama y el lobo



Hace muchos años, en un mundo en que las sombras regían sobre la luz, fruto de una terrible maldición, una joven princesa, decidida y valiente, prometió a su pueblo que encontraría una forma para liberarlos  y pudieran así todos conocer la felicidad. De modo que dejó el castillo y se embarcó en un largo viaje, en búsqueda de la magia que le permitiera cumplir su promesa.

No tenía más compañía que un noble caballero, el más valeroso del reino, el mismo que le imploró de rodillas ante la corte le permitiera ser su guardián durante el viaje, por lo que ella no tuvo más opción que aceptar. Temía por la vida de su vasallo, pues muy dentro de sí, la desesperanza era grande, y prefería fracasar sola, que arrastrar a un inocente consigo. Sin embargo, no pudo negarse a ser acompañada, tan lastimeros fueron los ruegos de aquel hombre, deseoso de mostrarle su valor.

Cruzaron mares, atravesaron las montañas más escarpadas, compartieron las mantas en los días fríos, y bebieron del mismo cuenco a orillas del río. Según su aventura se hacía más temible y difícil, luego de enfrentarse a numerosos peligros, la princesa empezó a mirar a su fiel guardián ya no como un acompañante forzado, sino como a un amigo y, luego, durante una noche de tormenta, tras escapar con mucha suerte de unos terribles seres, viéndolo herido y casi al borde de la muerte, comprendió que lo amaba.

Cuatro días y tres noches se mantuvo a su lado, cuidando su sueño, oyendo sus delirios, afanosa en vencer a la fiebre, y, cuando al fin el caballero dio signos de mejoría, la princesa buscó un lugar secreto para derramar lágrimas de alivio.

No tenía el valor para confesar sus sentimientos, temiendo no ser correspondida, por lo que calló, y, tan pronto como su compañero pudo reanudar el viaje, partieron nuevamente en búsqueda de la magia.

Al fin dieron con una pista, pues un anciano que vivía casi en los confines del reino, tras ser interrogado, les aseguró que si estaban dispuestos al más grande sacrificio, y se presentaban ante la bruja poderosa que habitaba una cabaña en lo alto de un risco, desde donde se podía ver el fin del mundo, ella sería capaz de romper la maldición, alejar a las sombras, y sumir al reino en la alegría.

La princesa y el caballero no dudaron un instante en tomar el camino señalado, indiferentes ante los riesgos, decididos a cumplir su misión, y tras mucho caminar, y escalar, llegaron ante la cabaña, donde la bruja los recibió como quien espera a unos viejos amigos luego de un largo viaje.

No tuvieron necesidad de explicarle nada, ella sabía muy bien lo que deseaban, y se mostró dispuesta a conceder su pedido, siempre y cuando, tal y como les había advertido el anciano, estuvieran dispuestos a hacer el mayor sacrificio. Ambos aceptaron de inmediato, ofreciendo cada uno su vida, discutiendo entre ellos acerca de quién debía ser el sacrificado.

Sin embargo, la bruja les dijo que estaban equivocados, que no era su vida lo que deseaba, sino que uno de ellos debía ser maldecido para así liberar al reino, ya que una maldición no se rompe a menos que otra recaiga sobre un ser noble dispuesto a recibirla.

Tanto la princesa como el caballero se preguntaron en qué podría consistir esta nueva maldición, y una vez más se ofrecieron a inmolarse en nombre del reino, pero cuando la princesa, llevada por su amor, estaba ya decidida a imponer su autoridad con el fin de liberar a su amado de todo peligro, él le rogó, una vez más de rodillas y sosteniendo sus manos con fervor, que le permitiera tomar su lugar. Confesó que la insistencia en acompañarla nació del profundo amor que ella le inspiraba, y que si no permitía que se sacrificara en su lugar, su vida no tendría sentido, porque solo existía para protegerla.

La princesa no pudo creer que su amor fuera correspondido, o que fuera tan ciega como para no haberlo visto antes, por lo que lloró de amargura, pero no pudo oponerse a los deseos del caballero. Tras darle un beso, lo dejó marchar en dirección a la bruja, que observaba la escena con expresión inmutable.

Una vez que el caballero llegó ante ella, depositó una mano sobre su frente, y dijo unas palabras mágicas en una lengua olvidada. Momentos después, las nubes se despejaron, el sol brilló tras muchos años, y las aves empezaron a cantar.

La princesa se encontraba admirada por los cambios a su alrededor, pero no despegaba la vista de la extraordinaria escena que se desarrollaba ante sus ojos.

El caballero se dejó caer sobre la grama, a los pies de la bruja, y un velo de neblina salida de lo más hondo de la tierra lo cubrió. Instantes después, una vez que el panorama se aclaró, la princesa pudo ver que allí donde estaba el objeto de su afecto, se encontraba ahora un gran lobo de blanco pelaje y ojos alertas.

La bruja sonrió ante el cambio, pero los fuertes sollozos de la princesa, que se había acercado con paso presuroso a acariciar la cabeza del que alguna vez fuera el hombre al que amaba, la conmovieron, porque nunca había visto un amor más puro y sincero.

Aunque estaba imposibilitada para romper la maldición, le dijo a la princesa que permitiría ambos marcharan juntos de vuelta a su reino, porque si bien su deseo era que el lobo permaneciera a su lado, no se veía capaz de separar a los amantes.

La princesa le dio las gracias, y, acompañada por el lobo, siempre vigilante, emprendió el largo camino de vuelta a casa. En cada pueblo que atravesaron, las personas lucían felices como no se había visto en años, y la luz del sol parecía cada vez más fuerte y brillante. A donde quiera que miraran, el mundo les recordaba el gran sacrificio realizado.

Cuando llegaron al castillo, los nobles recibieron a la princesa como una heroína, y aunque se extrañaron de verla llegar acompañada de aquel gran lobo blanco como la nieve, y se preguntaron por el motivo de la ausencia del caballero con el que partió, estaban demasiado felices para cuestionar nada. Asumieron con facilidad que el caballero había perdido la vida en el viaje, y que el lobo era una criatura a la que la princesa tomó cariño, por lo que la mantenía siempre a su lado.

Pocos repararon en el hecho de que mientras el reino festejaba en grandes banquetes la destrucción de la maldición y la vuelta de la felicidad, la princesa se mantenía alejada y en silencio, ajena a las risas.

Ella pasaba cada día sentada en algún rincón del palacio, embargada por la tristeza, con el lobo blanco a sus pies, siempre alerta, como lo fuera también durante su vida de caballero.

Porque mientras la luz del sol bañaba la tierra, la princesa se sentía sumida en la más profunda oscuridad, y comprendió que el fiel caballero no fue el único maldecido por la bruja de la cabaña.

Relato escrito por AglaiaCallia


Y la imagen para el relato de la semana que viene (gracias a AglaiaCallia) es...



Y estos son los relatos de esta semana,
¿Os han gustado? :>
A ver si la semana que viene se anima más gente a enviar el suyo, que la imagen es muy chula *o*


Si os veis capaces de hacerlo, enviadme un email a w3ndy_ripo@hotmail.com con vuestro relato (también podéis enviar una imagen como sugerencia, sin relato) y lo añadiré a la entrada junto con todos los que estén inspirados en esta imagen :D

Esta sección la publicaré cada viernes, así que el límite de tiempo para enviar el relato es el jueves, así podré juntarlos todos y tener la entrada preparada a tiempo :P

Nos leemos!!





7 comentarios:

  1. Me han gustado mucho los dos relatos! Además la aimgen es preciosa.
    Buen trabajo chicas ^^
    Besitos! :)

    ResponderEliminar
  2. Hola Wendy, qué bonito tu relato, me ha encantado, no sabía que escribieras y además tan bien, me quedo con ganas de conocer a Noir =)

    besotesssssss

    ResponderEliminar
  3. No has creado uno sino dos! Me encanta ambos. Escribes bastante bien y me gusta :)
    Muaks preciosa!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Trish, uno no es mio, es de Aglaia Callia, que se ha animado a participar y le ha salido genial ^^

      Muakiss

      Eliminar
  4. Hola, Wendy, qué lindo el relato que has escrito, me ha encantado, has plasmado el espíritu nostálgico de la imagen de forma preciosa, te felicito, y ha sido un placer participar en este reto.

    Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡¡Gracias por participar guapi!!
      El tuyo ya te lo dije, me gustó muchísimo ^^
      Espero que te animes a escribir más, quedan geniales >.< jejeje

      Besitoooooooos

      Eliminar
  5. Los relatos están genial,
    espero pronto los relatos de la siguiente semana :)
    Besos, Amanda,

    ResponderEliminar