Relato: El eterno séptimo cumpleaños

16 diciembre 2011

Hola holaaaaaaaaaa

Quise escribir algo diferente, y escribiendo sin pensar acabé consiguiendo este relato. Quizás sea un poco algo sin sentido, aunque en realidad de eso se trata, de escribir como se me ocurra, sin un patrón lógico hasta conseguir algo más o menos sólido. Y aquí tengo el resultado. Espero que os guste y que dentro de su incoherencia consigáis encontrarle algo de sentido, además del mensaje que he intentado transmitir en él.

El eterno séptimo cumpleaños

Abril despertó en mitad de la noche con la sensación de que algo había cambiado. Abrió los ojos de golpe, completamente asustada, pero todo lo que había dentro de su habitación a esas horas era una impenetrable oscuridad. Intentó visualizar algo fuera de lo común, pero sin sus gafas, era completamente imposible. Como no conseguía ver nada, resignada, cerró los ojos en un intento de volver a dormirse. Definitivamente algo había cambiado, pero ella no sería capaz de descubrirlo hasta el día siguiente.

Ya por la mañana, cuando Abril volvió a abrir los ojos, vio que su madre se encontraba dentro de su habitación con un enorme pastel de cumpleaños de chocolate con nata, con 7 velas de colores decorándolo por encima, formando una A de Abril. El mismo que llevaba haciéndole y decorándole cada día desde que cumplió realmente 7 años.

-¡Feliz cumpleaños, pequeña! –exclamó Luisa sonriendo por encima del pastel. –Mira que pastel más bonito te he preparado este año, de chocolate con nata como a ti te gusta.

-Gracias, mamá –respondió Abril de corazón. –Pero sabes que hoy no tengo tiempo de quedarme y comérmelo contigo, papá ya está esperándome en el coche para que no llegue tarde al cole. 

-Claro que sí, mi vida. Cuando vuelvas te estaré esperando para darte tu regalo de cumpleaños así que no tardes mucho en volver, ¿de acuerdo cariño?

-Sí mama, siempre lo hago. –le respondió Abril mientras le daba un beso en la mejilla, cogía la ropa del armario y salía disparada al lavabo a prepararse para su nuevo día.

Luisa, la madre de Abril, dejó de ser la que era 10 años atrás, el mismo día del séptimo cumpleaños de su hija, el mismo día en que murió su marido. Ningún medico sabía determinarle que le sucedió. Según ellos, Luisa parece estar completamente sana, su cerebro no presenta ningún daño, pero hay algo que provoca que no supere ese fatídico 20 de noviembre de 2001. Cada día se levanta temprano, y elabora con todo el amor del mundo un enorme pastel de chocolate con nata para la niña de sus ojos que ese mismo día cumplirá 7 añitos. 

Abril, cada día sigue la misma rutina: se esconde en el lavabo a vestirse y arreglarse sin que su madre pueda verla. Hace dos años la descubrió cambiándose y vio que su niña se había convertido en mujer de un día para otro. Empezó a gritar sin control alguno, se encerró en el sótano y no salió hasta el día siguiente, tras haber olvidado todo lo sucedido el día anterior, y empezó a cocinar un nuevo pastel de chocolate para su hija. 

Desde ese día Abril es más precavida y no deja que su madre la observe demasiado. Su madre lo es todo para ella. Nunca permitiría que volviese a suceder algo parecido a aquello.

Pero ese día es diferente. Cuando Abril sale del lavabo preparada para irse al instituto, su madre la está esperando en el pasillo con la cabeza gacha y una mirada triste. 

-¿Abril? ¿Cariño, qué día es hoy?

-20 de noviembre, mamá.

-¿De qué año, pequeña?

-2001, mamá.

-¿Estás segura? 

-Sí, claro, ¿por qué no debería estarlo?

-Cielo, estás demasiado cambiada para seguir todavía en el 2001… Abril, cariño, soy yo, soy mamá, he vuelto, estoy bien. Me acuerdo de todo mi amor, lo siento tanto, nunca debería haberte hecho sufrir tanto durante tanto tiempo. –Luisa empezó a llorar y abrazó corriendo a su hija como nunca. Recordaba todo lo sucedido, el accidente, su pequeña, sus pasteles… pero ella no había podido seguir adelante sin su marido, sin su amor. No se perdonaría nunca haber abandonado a su hija de esa forma tan cruel, hacerle recordar cada día que pasaba lo que había sucedido sin siquiera pararse a pensar el daño que le estaría haciendo. Pero a partir de ese día le compensaría por todo. Se desviviría por su niña, volvería a hacerla sonreír, conseguiría que viviese por todo lo que se había perdido. 

Volvería a vivir por su hija y por ella, porque hay que seguir adelante pase lo que pase. Luisa nunca más se permitiría hacer sufrir a su pequeña. Se lo prometió a si misma... A partir de ese día, todo sería diferente.



Nos leemos!!




4 comentarios:

  1. Oh cielo m gusta mxo, me encanta cmo vas definiend tu estilo. Muaksss

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  2. Me ha gustado mucho, incluso es muy realista, no sé si querías darle ese toque =)
    Te animo a que sigas colgando cosillas tuyas!

    Besotes

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  3. Sólo consigo escribir por la noche... es la única manera en la que consigo escribir cosas que al final acabo publicando en el blog o que directamente no las borro de principio a fin xDDD

    Soy pampira :D

    ajajaj

    Gracias por comentar guapetonas!!!! *o*

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  4. Me encantó!
    Es cierto que es algo diferente, pero eso lo que lo hace especial :)
    Un besote!

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