Un relato que quizás continúe

25 mayo 2011

En un día en que la inspiración divina me vino... escribí una de las tonterías más grandes de mi vida, en un principio pensaba guardarlo en el ordenador y dejarlo ahí sin más. Pero después de pensarlo un poquito, me he decidido a ponéroslo aquí, para que lo leáis y opinéis con sinceridad que os parece. 

Está sin acabar, primero porque no se me ocurría como (XD), y segundo porque quizás si me convencéis lo siga escribiendo, sino será algo que empecé a escribir y se quedará ahí, porque tengo que pensar como seguir ya que además hace más de un mes que lo escribí y se me ha ido la idea jajajaja

Bueno pues aquí os lo dejo, espero que por lo menos, un poquito, sí que os guste...



Valeria se despertó de golpe al escuchar el despertador dándose un terrible cabezazo contra la estantería. El mundo empezó a darle vueltas y vueltas, pero eso no la detendría, y menos hoy.

Se recuperó del golpe en un segundo, el mismo que tardó en quitarse las sábanas de encima y saltar de la cama con un brinco que casi acaba en el suelo. ¡Hoy es el día! Se repetía continuamente, por fin la vida le había sonreído y nada en el mundo la detendría, tenia que aprovecharlo o se arrepentiría toda su vida.

Cogió la ropa que tenía encima de la silla preparada desde el día anterior, escogida especialmente para la ocasión: Una camisa blanca a cuadros rojos y negros con una minifalda tejana. Se vería sencilla pero a la vez provocadora. Se dejaría caer los bucles castaños por la espalda y se pondría una finísima capa de maquillaje, lo mínimo para tapar imperfecciones pero sin pasarse, no quería que se notase mucho el tiempo que llevaba esperando este día y acabase estropeándolo todo pareciendo antinatural. 

Acabó con unas sandalias marrones con un poquito de tacón, no quería tampoco parecer demasiado bajita.  No es que lo fuera, pero todo tenia que salir perfecto y esas sandalias le daban la altura perfecta… la adecuada para lo que quería. Unos pendientes discretos, un perfume sutil… y ya estaba lista.

Metió en el bolso todo lo que vio encima del escritorio: monedero, móvil, gafas de sol, algo de maquillaje por si era necesario, las llaves de casa, un pequeño frasquito con perfume…

Abrió la puerta de su habitación lentamente, pero su gato gris fue más rápido y se coló en su habitación sin darle tiempo siquiera a respirar. Si el gato maullaba era su perdición, no le quedó más remedio que cogerlo en brazos y mimarlo un poco para dejarlo satisfecho. Tras tres angustiosos minutos que pasó mirando al reloj y al gato con la esperanza de que no maullase si ella se iba, por fin consiguió salir al pasillo, atravesar el comedor corriendo y salir por la puerta sin hacer el más mínimo ruido. Satisfecha bajó los escalones de dos en dos hasta el rellano de su casa. 

Al abrir la puerta de la calle notó la brisa ardiente que reinaba orgullosa las calles del que estaba siendo el verano más caluroso de toda su vida. Una gota de sudor atravesó su frente pero la retiró rápidamente en un visto y no visto. ¿Por qué aun no estaba allí? Miro el reloj, las 16:50, diez minutos antes de lo previsto. No pasaba nada, esperaría todo lo que hiciese falta.

Notó un cálido aliento a su espalda “¿Estás esperando a alguien?”. Una risita pícara acompañaba aquellas palabras y Valeria sabía muy bien de quien procedían. Aquella voz… era esa preciosa y melosa voz que le arrullaba cada noche antes de quedarse dormida, la que le acompañaba y le mimaba con su dulce sonido en sus mejores sueños y la única que escucharía durante toda su vida si por ella fuese posible. El corazón le dio un vuelco antes de ponerse a mil por hora y sus mejillas se incendiaran de un rojo intenso imposible de ocultar. Notó los ojos vidriosos de la emoción que sentía, pero eso no le impidió volverse para contemplar al propietario de aquella hermosa voz.

Una sonrisa perfecta le esperaba al darse la vuelta para observarle. Unos ojos esmeralda la contemplaban con cierta fascinación escondida tras una fachada de impecable perfección. Llevaba los rizos oscuros un poco húmedos de la ducha que acababa de darse, y la camisa blanca se le pegaba ligeramente al torso, impidiendo dejar algo que imaginar a la alocada mente de Valeria, que dejó de comérselo con los ojos a regañadientes al darse cuenta de la sonrisa burlona que apareció en la boca de Eric al sentir que levantaba en su acompañante semejante expectación.

El chico se acerco a ella para darle dos besos como de costumbre, pero Valeria no estaba por la labor… su mente vagaba por los rincones de su memoria y su descubrimiento de hace unos segundos. Vio de reojo como Eric se humedecía los labios y la obsequiaba con dos besos que le dejaron sorprendida por la afectuosidad que contenían. Aquello no hacía más que incitarla a lanzarse a sus brazos y abrazarle como cuando eran pequeños y no se despegaban en todo el día. Pero aquello estaba muy alejado de la realidad actual, en la que con un simple roce se avivaba en ella la llama del amor, la que hacia tanto tiempo que escondía y que por fin saldría a la luz. Porque hoy es el día, se repetía, hoy por fin cambiará todo. Lo que no sabía era cuánto podía llegar a cambiar.


Ya me diréis a ver qué tal...

Necesito críticas!! >.< jajajajaja

Nos leemos!!

4 comentarios:

  1. Yo si que quiero un proximo!!! Me encanta!!!

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  2. Quiero saber que pasa con Erick y Valeria me encanto y tambien la campanita junto a tu nombre esta bien bonita :)

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  3. esta muy bien yo creo q si quieres y tienes tiempo si podrias hacer un proximo

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